"El que quiera seguirme, que se niegue a si mismo, que tome su cruz y me siga" (Mt 16, 24)

La vida espiritual, es la búsqueda de la unión con Dios; al menos de este modo se ha visto siempre en la Iglesia, basta con recordar la predicación ferviente de los apóstoles, la defensa incesante y doctrina de los santos padres, los escritos poéticos de los grandes místicos y la vivencia constante en la actualidad de muchos hombres y mujeres que se esfuerzan día a día por vivir el evangelio.

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La formación espiritual en el seminario diocesano de la Santa Cruz, tiene como finalidad introducir al seminarista en un amor profundo por la oración de la Iglesia (oficio divino), y por la eucaristía como fuente y culmen de la vida espiritual. Que cada candidato al sacerdocio ministerial logre ser un imitador de Cristo el adorador por excelencia, es el fin de la vida espiritual y las practicas piadosas que se viven dentro de la formación en el seminario que son en definitiva; la forma de alimentar el espíritu y la unión con Dios, como bien lo dijo el papa Francisco en la celebración del día de todos los santos del año pasado, “ o somos santos o no somos nada”.