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XX Domingo del Tiempo Ordinario

1.Invocación al Espíritu Santo.

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 Señor, Tú que anduviste en territorio pagano y estuviste enseñando la Buena Nueva a los alejados, te pedimos que nos envíes tu Espíritu Santo para que nos ayude a comprender tu mensaje de salvación y nos haga capaces de ir al encuentro de nuestros hermanos, principalmente de los más necesitados. Todo esto te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

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Lecturas: Isaías 56,1.6-7 / Sal 66,2-3.5.6.8 /  Romanos 11,13-15.29-32

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Lectura del santo evangelio según san Mateo 15,21-28.


En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija. 


Palabra del Señor

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Reflexión

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¿TIENEN ELLOS QUIEN LES PREDIQUE?

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En este domingo, el Padre en y a la Iglesia quiere recordar la necesidad tan grande de llegar a todos con la Buena Noticia, pues todos somos merecedores de una vida plasmada de Pascua. El hombre por ser hombre es merecedor de esperanza. Isaías en la primera lectura relata el fin del exclusivismo, pone por obra la escucha y práctica de la Palabra en la equidad y la justicia para todo aquél que desee pertenecer a la comunidad de los salvados y misericordiados, ya no es solamente Israel la admitida al banquete. El Padre, el Dios mismo, ahora es común a todos los que de buen corazón pongan sus acciones en lo anteriormente mencionado. Un gran primer paso del pueblo a la apertura de mente y corazón que ha de hablarnos a nosotros como la nueva comunidad a poner por obra estos principios: equidad y justicia.

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En segundo momento, Pablo habla a las comunidades primeras de la Iglesia. Considero que lo hace directamente a nosotros. Se dirige a los paganos, pues se siente llamado para ellos y suscita la remembranza de su elección: La misericordia. Dios les ha escogido porque ha visto sus corazones y en ellos, el deseo de conversión, pues, por la desobediencia, fruto también de la ignorancia por falta de quien les predicara han experimentado qué es ser levantados y llenos nuevamente de sentido. Paganos, hombres y mujeres de aquel tiempo que “no merecían la salvación”, “no contaban entre los que pertenecían a la comunidad”.

 

¡Qué tan parecido a nuestro tiempo!¡Cómo miramos también de vez en cuando diferente a aquellos que no han conocido a Cristo! Te has preguntado… ¿Tienen ellos quien les predique? ¿hemos sido capaces de atraerlos con el testimonio de esperanza y vida nueva que debe exhalar nuestra vida? ¿A quién está dirigida la tarea de la Iglesia?

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Llega el evangelio y con él, la profundidad y la claridad del maestro, el dueño de esto y, por consiguiente, el dador de criterios en la evangelización: Jesús.

Primeramente, se mete en tierra de paganos, los que “piensan diferente”. Y sin perder su claridad, obra historia de salvación allí a partir del discernimiento en el conocimiento pleno de las búsquedas del hombre, Jesús también discierne mi vida; En este caso, la búsqueda de una mujer que tiene atormentado su amor, su hija. A partir de descubrir la pureza de su corazón en la fe, la auxilia. Cruzarse con el maestro le ha recobrado la esperanza. Jesús ha predicado en ella.

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Creo profundamente que el momento en el que estamos, este siglo, es también tierra de paganos. Nuestro mundo se mueve en gran porcentaje en la ignorancia de la fe. La Iglesia, tu y yo, estamos llamados más que nunca a poner los ojos en el acontecer mismo de la salvación, en Jesús. Y aprender de él la apertura y el discernimiento, fruto de escudriñar el corazón de los hermanos. Además de tener claro que en todos los hombres hay esperanza de algo mejor, hay anhelos implícitos de Jesús. Solo basta quien les predique sin juzgar y ¡ESE ERES TÚ! Pues también has sido extranjero converso llamado a testimoniar.

María sea para nosotros apertura e inclusión. Pues nos ha permitido ser sus hijos.

Amén

Sem. Juan Esteban Cartagena Rojas

III Etapa discipular.

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Para la meditación personal:

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2. En contexto con el Evangelio.

  • ¿A dónde se retiró Jesús?

  • ¿Quién se le acercó a Jesús?

  • ¿Qué le pide a Jesús?

  • ¿Qué le dicen sus discípulos?

  • ¿Cuándo se postra ante Jesús que le dice?

  • ¿Qué le dice Jesús?

 

MEDITACIÓN (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

  • ¿Nos sentimos impedidos a acercarnos a tierras extranjeras, cananeas, es decir, a aquellas personas que viven como si Dios no existiera?

  • ¿Cómo me califico sinceramente ante el Señor en mi celo apostólico hacia los demás?

  • ¿Qué hago por animar la fe, la vida cristiana en mi familia, en los compañeros de trabajo, en el barrio, en otros lugares?

  • ¿Soy capaz de compadecerme de las personas necesitadas? ¿Cómo trato a las personas que están a mí alrededor?

 

ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? ¿A qué nos comprometemos?

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Oración final:

Señor Jesús, a veces estamos llenos de entusiasmo y olvidamos que eres tú la fuente de nuestro gozo. En los momentos de tristeza no te buscamos o queremos que intervengas milagrosamente. Ahora sabemos que no nos abandonas nunca, que no debemos tener miedo. La oración es también nuestra fuerza. Aumenta nuestra fe, estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida por tu Reino.

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