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XXII Domingo del Tiempo Ordinario

1.Invocación al Espíritu Santo.

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Oh, espíritu santo, amor del padre y del hijo, inspírame siempre lo que debo pensar, lo que debo decir, cómo debo decirlo, lo que debo callar, cómo debo actuar, lo que debo hacer, para gloria de Dios, bien de las almas y mi propia santificación.

Espíritu santo, dame agudeza para entender, capacidad para retener, método y facultad para aprender, sutiliza para interpretar, gracias y eficacia para hablar. Dame acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar. Amen.

 

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Lecturas: Jeremías 20,7-9 /Sal 62,2.3-4.5-6.8-9 / Romanos 12,1-2

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Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,21-27


En aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».
Entonces dijo a los discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?
Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.


Palabra del Señor

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Reflexión

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¿Cargo con mi Cruz?

 

“El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga”. Hermanos en este domingo 22° del tiempo ordinario la invitación es para que dejemos entrar a nuestras vidas la palabra que alegra y hace que en nosotros haya amor, pues Dios nos llama desde nuestra libertad, y nosotros como sus hijos debemos dar el otro paso que es darnos completamente a Él, con ese “SI” que nos compromete a servir. Pero debemos ser realistas en nuestro proceso; todo no va hacer fácil, aunque estemos sirviendo a Dios.

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Ahora detengámonos en Jesús crucificado… ¿Qué vemos? Un hombre colgado de un madero, desfigurado, coronado de espinas, traspasado; que siempre cumplió con la voluntad del Padre y cargo con la vergüenza de los pecados, y no entendemos que la fidelidad en el seguimiento implica dificultades. La libertad y la felicidad solo se encuentran en aceptar con gozo, amor, entrega y alegría, la voluntad de Dios, escuchando y pensando como Jesús, siguiendo los pasos por el camino que Él trazo.

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Abraza tu cruz y cuando sientas que tus fuerzas se desvanecen aférrate a la cruz de Jesús, que de ella salen fuerzas para tus males. En este domingo se no invita a proclamar a Cristo como crucificado- Resucitado. El camino hacia la cruz nos lleva a ser discípulos, pues es el único camino que nos da la plenitud de la vida.

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Que sea pues este domingo la invitación de acercarnos más al Señor, pues Él nos habla todos los días en su palabra y nos pregunta ¿Cómo es mi seguimiento? Ya hemos escuchado cual es nuestra misión en nuestra vida al cargar la cruz. Pero para poder cargar en nuestra cotidianidad la cruz, abrazar la cruz. Tenemos que vincular al Espíritu Santo quien es el que nos da la fuerza para llevar nuestras dificultades. Cuando el Señor nos invita “El que quiera seguirme niéguese así mismo, cargue con su cruz y me siga” el quiere ser el remedio, Él quiere ser el que alivie nuestros desencantos, y esto nos debe invitar a que debemos proseguir nuestro camino. 1. Como discípulos dispuestos a tomar a profundidad nuestra elección, 2. Que nuestra vocación debe de ir ligada a la cruz de cristo. No estamos nada acostumbrados a su lenguaje para hablar de su relación con Dios: "me sedujiste", y "me has podido". Mejor dejarnos seducir por la Palabra de Dios, por su proyecto. Es «mucho» lo que saldremos ganando. Aunque duela. Y siempre volviendo al «amor primero».

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Me sedujiste señor con tu amor, con tu vida, con cada día que pasa siento que estas a mi lado, siento que habitas en mí. No busquemos al señor por fuera, busquemos a ese ser tan maravilloso en nuestro interior como lo decía San Agustín.

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Sem. Diego Alejandro Cardona 

I  Etapa discipular.

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Para la meditación personal:

 

MEDITACIÓN:

  • Sintoniza tu cuerpo, corazón y mente para recibir la palabra de Dios (interioriza)

  • Haz tu lectio divina partiendo de la pequeña pregunta: ¿estás dispuesto a decirle al señor que quieres cargar con tu cruz y entregarte por completo a Él? ¿Sin miedo?

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      ACCIÓN:​

  •  ¿Qué sentimiento te genero este encuentro con el señor? 

  • ¿Qué compromiso me surge al haber orado esta palabra?

 

“La cruz es el precio del amor verdadero. señor, danos fuerza para aceptar nuestra cruz y cargar con ella” 

                                                                                                                                                    P. Francisco

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Oración final:

Señor Jesús, a veces estamos llenos de entusiasmo y olvidamos que eres tú la fuente de nuestro gozo. En los momentos de tristeza no te buscamos o queremos que intervengas milagrosamente. Ahora sabemos que no nos abandonas nunca, que no debemos tener miedo. La oración es también nuestra fuerza. Aumenta nuestra fe, estamos dispuestos a arriesgar nuestra vida por tu Reino.

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