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XVI Domingo del Tiempo Ordinario

Invocación al Espíritu Santo.

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Ven, Espíritu Santo, luz y gozo, amor, que en tus incendios nos abrazas: renueva el alma de este pueblo tuyo que por mis labios canta tu alabanza.

En sus fatigas diarias, sé descanso, en su lucha tenaz, vigor y gracia, haz germinar la caridad del padre, que engendra flores y que quema zarzas.

Ven, amor, que iluminas el camino, compañero divino de las almas, ven con tu viento a sacudir al mundo y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.

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Lecturas: Sabiduria 12,13.16-19/ Salmo 85,5-6.9-10.15-16a / Romanos 8, 26-27.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,24-43.
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?" Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero."»
Les propuso esta otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.»
Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.»
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré los secretos desde la fundación del mundo.»
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será el fin del tiempo: el Hijo del Hombre enviará sus ángeles y arrancarán de su reino a todos los corruptos y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su padre. El que tenga oídos, que oiga.»
Palabra del Señor

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Reflexión

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Hermanos la liturgia de la palabra para este domingo nos presenta tres figuras en las que podemos contemplar el Reino de los cielos. Hoy podemos ver cómo Jesús nos revela una nueva figura del Padre, nos lo presenta en la figura más tierna y más sencilla, la del sembrador, es un Dios que espera pacientemente hasta el final, en esta figura de Dios se refleja el amor de un papá que aguarda el fruto de cada uno de sus hijos, es la figura de un Dios que está con las puertas abiertas hasta el final , que aun viendo los frutos de sus hijos tiene la certeza que al final podrán dar el fruto esperado, no solo espera si no que sale al encuentro de la humanidad caída para así poder levantarla, al salir a nuestro encuentro toma nuestra humanidad y hace que esta sea transformada y la fermenta con la levadura de su amor.

Ahora el Maestro nos deja ver la realidad del reino de los cielos, en esta muestra una realidad totalmente distinta a la esperada, lo compara quizás

 con algo que no tiene mucho valor o, podríamos decir, con algo sin sentido. Es aquí hermanos donde vemos lo realmente maravilloso de Dios, donde podemos ver la obra de salvación que se hace presente en nuestra cotidianidad, lo que tiene poco sentido para los hombres ante Dios tiene un sentido especial, la obra  de la salvación no se lleva a cabo en cosas que parecen ser de otro mundo, esta se lleva a cabo es en la cotidianidad, en lo que mas desprecias de tu vida, es ahí donde el maestro lo toma y lo hace posible.

Lo insignificante pasa desapercibido, puede llegar incluso a ser pisoteado, es válido que nos preguntemos hermanos ¿Cuáles son las cosas que mas desprecias de tu vida? ¿Por qué lo rechazas?, es justamente allí  donde el Señor toma esta realidad y la transforma en la obra que el desea, el plan que tienes no es el mismo plan de Dios, en momentos vemos como nuestros planes son derrumbados, vemos cómo estos empiezan a perder sentido ¿sabes por qué?, la respuesta es sencilla y es por que le falta el ingrediente que hace crecer, como al pan es necesario la levadura, en tus planes es mucho mas necesario la presencia de Dios, cuando sientas que pierdes fuerza es momento de agregar mas levadura e iniciar de nuevo a amasar nuestra realidad humana.

Hermanos la palabra de este domingo nos llama a aprender a cosechar en los lugares mas insignificantes, el las realidades mas ásperas de nuestra vida, es allí donde el sembrador espera que demos frutos, que María la discípula fiel nos ayude. Amén

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Smta. Luis Fernando Herrera Usma

II año de la etapa discipular.

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Para la meditación personal:

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El campo; que es el mundo, es la Iglesia extendida por el mundo. Quien es trigo, que persevere hasta la siega;  los que son cizaña, háganse trigo. Por que entre los hombres y las espigas de verdad o la cizaña real hay esta diferencia: cuando nos referimos a la agricultura, la espiga es espiga y la cizaña es cizaña. Pero en el campo del Señor, esto es, la Iglesia, a veces, lo que era trigo se hace cizaña y lo que era cizaña se convierte en trigo, y nadie sabe lo que será mañana. ¿Qué acciones tendrías que realizar para convertirte en trigo?

A través de la cruz y del Espíritu Santo, que habita entre nosotros, Él acompaña, sostiene y sustenta el peregrinar del hombre a lo largo de la historia. El enemigo nos obstaculizará, pero no podrá frustrar el plan de Dios. De nosotros depende apresurar el paso. ¿Cómo? Haciendo nuestro, en las situaciones concretas, el modo de actuar divino. ¿De qué forma concreta estás haciendo esto?

Repite con frecuencia y vive convencido de esto:

El señor es paciente y misericordioso

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Oración

Señor, tú que eres bueno y siembras a la luz del día en el campo de la Iglesia, en cada uno de nosotros, amor, paz y alegría,  siembra en cada uno de nosotros el deseo de amarte y seguirte en fidelidad, aleja de nosotros la cizaña que nos hace perdernos en el camino que conduce a ti.

Danos el espíritu de vigilancia y que no nos asalte el malvado, haznos fuertes y perseverantes en la oración y humildes en las caídas, haz Señor que no pretendamos perfecciones que nuestras limitaciones no podrán alcanzar, regálanos ojos que sepan contemplar la humanidad del otro y concédenos un corazón que sepa amar la limitación de otro como el tuyo. Amén.

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